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martes, 22 de julio de 2014

CORRE TRAS TUS SUEÑOS - en el muro de Dieta Coherente online


CORRE TRAS TUS SUEÑOS
en el muro de Dieta Coherente online


Corre tras tus sueños,
si no los alcanzas, al menos adelgazas...

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miércoles, 2 de julio de 2014

CAMÍNALO - en el muro de Habitolicious


CAMÍNALO
en el muro de Habitolicious


¡CAMÍNALO!

Sumar 2 mil o 3 mil pasos extra a tu día suena a muchísimo, pero no lo es.
Y es una gran forma de sentir más bienestar o empezar a sentirlo.

7.192 es el promedio de pasos que da un hombre al día.
5.210 es el promedio de pasos que da una mujer al día.
2 mil a 3 mil es el promedio de pasos que da una persona sedentaria al día.

1.200 pasos equivalen a unos 10 minutos de caminar.
2.100 pasos equivalen más o menos a un kilómetro y medio.
Medio gramo de grasa corporal equivale a 3.500 calorías.
En promedio, al caminar un kilómetro y medio se queman 100 calorías.

150 pasos = 1 minuto de pedalear o nadar.
100 pasos = 1 minuto de levantar pesas.
200 pasos = 1 minuto de patinar.

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miércoles, 25 de junio de 2014

ACUPUNTURA PARA ADELGAZAR - en el muro de "Cocina 33"


ACUPUNTURA PARA ADELGAZAR
en el muro de "Cocina 33"


El último método para adelgazar...

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martes, 8 de abril de 2014

NO DEJES QUE TU TALLA DE ROPA TE OBSESIONE - del blog "Imperdibles"


No dejes que tu talla de ropa te obsesione
del blog "Imperdibles"


Obsesionarse por entrar en esos vaqueros de la talla 36 que tenías en tu adolescencia es un error. Pensar que una talla pequeña es sinónimo de “saludable” y una talla por encima de la 40 es igual a estar obeso, otro error garrafal. Solo deberías echar un vistazo a estas dos imágenes que la periodista colaboradora del Huffington Post británico, Foz Meadows, ha rescatado de Pinterest para ayudar a visibilizar un estudio que defiende que nuestra percepción de nuestro peso está totalmente distorsionada. En sendas imágenes se ven mujeres que pesan exactamente lo mismo, pero con figuras y siluetas totalmente distintas.

Su peso es clavado sobre la báscula, pero tienen tallas completamente diferentes. El espectro, de hecho, puede pasar de la 38 a la 44. La teoría de Meadow es que la distorsión que vivimos alrededor del peso nos hace vivir en un mundo donde seguimos dudando acerca de cómo clasificar el sobrepeso.


Meadows alega que el Índice de Masa Corporal (que en análisis médicos sirve para diagnosticar obesidad) puede inducir a contradicciones sobre lo que se puede considerar sobrepeso y da tres razones:

1) El IMC asocia la densidad muscular con sobrepeso (muchos atletas estarían en sobrepeso pese a estar completamente en forma). De hecho, la periodista incluye el ejemplo del extraño caso de una culturista que estaba plenamenete en forma pero a la que en un examen rutinario, y basándose en su IMC, la enfermera diagnosticó obesidad, y a la que se recetó un dieta estricta y ‘más ejercicio’.

2) El IMC no tiene en cuenta tu tipo de cuerpo: La morfología no importa al calcular la IMC. Los altos siempre tendrán más masa coroporal que los bajitos.

3) El IMC no distingue entre masculino y femenino. Las mujeres son más bajitas que los hombres de media. Teniendo en cuenta que las bases del IMC se tomaron sobre un estudio de hombres blancos, las mujeres saldrán más perjudicadas que los hombres al calcular su sobrepeso.

4) La edad no se tiene en cuenta al calcular el Índice de Masa Corporal, lo que también puede perjudicar a los resultados.

“Combina estos factores y tendrás una receta para el desastre”, indica Meadows, que asegura que “por todo el mundo, mujeres con todo tipo de cuerpos, edades y etnias se ven obligadas a adherirse a una simple y supuesta universal norma que le recomiendan doctores, miembros familiares, universidades y aseguradoras médicas. Unas medidas que, de hecho, provienen de lo que implica ser ‘normal’ para un hombre blanco europeo en 1800″.

La periodista concluye que si por un lado deberíamos dejar de obsesionarnos con asociar a una talla de ropa con lo saludable, también deberíamos dejar de pensar que el IMC es el valor médico que deberíamos obedecer. “Tenemos que dejar de reforzar esa idea de que si no estás delgado, estás obeso. Como concepto, no tiene nada que ver con la salud, también deberíamos abandonar todo lo que justifica esa voluntad de idealizar el cuerpo femenino burlándonos de cualquiera que no encaje en esos estándares imposibles para tildarlo de sobrepeso. Tenemos que dejar de creer que el Índice de Masa Corporal nos dice lo sanos que estamos o no, especialmente sobre las mujeres, y aceptar en cambio que ‘saludable’ es un concepto muy complejo que no encaja en un cálculo simple“.

La próxima vez, piensa detenidamente y reflexiona sobre qué consideras obesidad y qué consideras delgado. La respuesta no estará en un talla de pantalón.


o-o-o

La redacción de smoda.es se pasa el día vigilando internet 
en busca de los mejores links de moda, belleza, tendencias y celebrities.
 En este blog los seleccionan y comentan.

o-o-o


lunes, 17 de febrero de 2014

Los riesgos de saltarse el desayuno - Cristina Garrido - diario ABC.es

Desayuno español,
del blog "La cocina de Maricarmen"

Los riesgos de saltarse el desayuno
Cristina Garrido
Fatiga, estreñimiento y un mayor riesgo de
obesidad y problemas cardiovasculares


¿Es usted de los que se va al trabajo sin desayunar o con un triste café en el cuerpo? Comenzar la jornada sin nada en el estómago se relaciona con una menor capacidad de concentración y rendimiento intelectual, peor humor y sensación de cansancio, pero quizás ignore que menospreciar la primera comida del día favorece el estreñimiento y aumenta el riesgo de obesidad, diabetes e infartos. Un estudio publicado esta semana en la revista «Public Health Nutrition» muestra que los adolescentes que desayunan poco o nada tienen un 68% más de posibilidades de desarrollar síndrome metabólico (obesidad abdominal, altos niveles de triglicéridos, niveles bajos de colesterol bueno, hipertensión y altos niveles de glucosa en sangre), lo que incrementa el riesgo de trastornos cardiovasculares.

Precisamente, otra investigación de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, publicada en «Circulation» el pasado mes de julio, ya advertía de que los hombres que no desayunaban tenían mayor riesgo de sufrir un infarto. «Saltarse el desayuno puede conducir a uno o más factores de riesgo como la obesidad, la presión arterial alta, el colesterol elevado y la diabetes, lo que a su vez puede provocar un ataque al corazón», asegura la doctora Leah E. Cahill, autora principal del estudio.

Una excusa muy común entre aquellos que no toman nada por la mañana es que cuando se levantan no tienen hambre. ¿Se ha parado a pensar que quizás cena demasiado? Durante la noche se retrasa el vaciamiento del estómago, lo que enlentece el tránsito intestinal. Cuando la cena se hace tarde y muy copiosa, es lógico que se levante con pocas ganas de comer pero, si no toma nada por la mañana, contribuye a perpetuar el círculo vicioso. «Las personas que no desayunan tienen mayor acumulo de apetito a lo largo del día, especialmente vespertino, y tienden a cenar más», advierte el doctor Camilo Silva, endocrinólogo de la Clínica Universidad de Navarra.



Una de las características de las personas que consiguen perder peso y mantenerlo es precisamente que hacen un buen desayuno. «Hay que distribuir las calorías del día, más al principio y menos al final. Una comida copiosa al final del día favorece el sobrepeso», señala la doctora Irene Bretón, endocrinóloga en el Hospital Gregorio Marañón y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). La experta explica que, cuando hay un ayuno prolongado y luego comemos mucho, «es más fácil que esas calorías se acumulen en forma de grasa».

Para mantener el equilibrio de nuestro cuerpo hay que hacer, al menos, tres comidas al día. Es aconsejable que el desayuno aporte «un 20% de la ingesta calórica del día», señala el doctor Silva, mientras que la cena debe ser «ligera y pobre en grasa, porque ésta enlentece el vaciado del estómago», apunta la doctora Bretón. Ambos expertos coinciden en que un desayuno ideal debería incluir un lácteo (leche, yogur, queso fresco), cereales o pan (mejor integrales), fruta (mejor entera que en zumo porque tiene más fibra y es más saciante) y algún alimento más proteíco, como un embutido bajo en grasa (fiambre de pollo o pavo, por ejemplo).

El café es un clásico en los desayunos españoles. Es común escuchar la frase: «Hasta que no me tomo el café no soy persona». Pero esa necesidad también puede ser una vara de medir la calidad de nuestro sueño. «Si necesita un cubo de café por la mañana, plantéese si está durmiendo bien o no», alerta el doctor Silva. Podemos incluirlo en el desayuno, pero lo recomendable es tomarlo con bastante leche para obtener el aporte de calcio necesario.

Si por la mañana va con prisa, opte por un saludable y saciante bol de yogur con cereales y fruta troceada. Y si tiene problemas para ir al baño, sepa que un desayuno completo con fibra, proteínas y líquidos abundantes, favorecerá su tránsito intestinal.

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Hipoglucemia reactiva: Cuando el desayuno dulce no sienta bien

Si a pesar de desayunar a diario, a media mañana se siente mal y necesita tomar algo dulce puede que sufra hipoglucemia reactiva. «Entre la dos y las cinco horas después de haber comido, en lugar de tener una glucemia (azúcar en sangre) normal, estas personas la tienen más baja y aparece más apetito, ansiedad, palpitaciones y una sensación de bajón físico», explica el doctor Silva, que asegura que es bastante frecuente, especialmente en mujeres jóvenes con una situación de más estrés y en personas con tendencia a la diabetes. Los zumos con frutas muy ricas en azúcares y los azúcares de absorción rápida (sacarosa, productos de bollería industrial, mermeladas) pueden desencadenarla. Para evitar ese malestar, el experto aconseja tomar por la mañana hidratos de carbono de absorción más lenta como los cereales y el pan integral, y evitar el azúcar añadido.

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domingo, 9 de febrero de 2014

Los escalofríos pueden convertir la grasa blanca en grasa marrón como hace el ejercicio físico - diario 20minutos.es


Los escalofríos pueden convertir la grasa blanca
en grasa marrón como hace el ejercicio físico

Entre 10 y 15 minutos de escalofríos elevan
los niveles de la hormona irisina como haría
una hora de ejercicio moderado


La grasa es imprescindible para nuestro organismo. No todas las grasas del organismo son malas. La grasa blanca almacena energía en forma de grandes gotas de grasa, mientras que la grasa marrón tiene gotas mucho más pequeñas y está especializada en quemar energía (calorías) y generar así calor. En suma, para el cuerpo es bueno convertir la grasa blanca en marrón.

Ahora, un nuevo estudio sugiere que los escalofríos y el ejercicio moderado son igualmente capaces de estimular la conversión de grasa blanca en grasa marrón. Alrededor de 50 gramos de grasa blanca almacena más de 300 kilocalorías de energía y la misma cantidad de grasa marrón podría quemar hasta 300 kilocalorías al día. El endocrinólogo Paul Lee, del Instituto Garvan de Investigación Médica de Sydney, (Australia), ha realizado este estudio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Su trabajo descubre una manera en la que la grasa y el músculo se comunican entre sí a través de hormonas específicas, convirtiendo las células de grasa blanca en células de grasa marrón para protegernos del frío. Lee ha demostrado que durante la exposición al frío y el ejercicio los niveles de la hormona irisina (producida por el músculo) y FGF21 (producida por la grasa marrón) aumentaron. En concreto, entre 10 y 15 minutos de escalofríos resultaron en aumentos equivalentes en irisina que una hora de ejercicio moderado. En el laboratorio, irisina y FGF21 convierten células de grasa blanca humanas en células de grasa marrón en un período de seis días.

Todos nacemos con suministro de grasa marrón alrededor del cuello, la manera natural de ayudar a mantenernos calientes cuando somos bebés. Hasta hace pocos años, se pensaba que desaparecía en la primera infancia, pero ahora se sabe que la grasa marrón está presente en la mayoría, si no todos, los adultos. Los adultos que tienen más grasa parda son más delgados que los que no la tienen. "La transformación de grasa blanca en marrón podría proteger a los animales contra la diabetes, la obesidad y el hígado graso. Los niveles de glucosa son más bajos en los seres humanos con más grasa marrón", señala Lee. En su estudio, publicado en Cell Metabolism, este experto se propuso comprender el mecanismo subyacente a la activación de la grasa parda, porque, aunque se sabía que las temperaturas frías estimulan la grasa marrón, no estaba claro cómo el cuerpo envía las señales de ese mensaje a sus células. "Cuando tenemos frío, lo primero que activamos es nuestra grasa parda porque quema energía y libera calor para protegernos. Cuando esa energía es insuficiente, el músculo se contrae mecánicamente, lo que son los escalofríos, generando así calor. Pero no sabíamos cómo el músculo y la grasa se comunican en este proceso", señala.



"La transformación de grasa blanca en marrón podría proteger a los animales contra la diabetes, la obesidad y el hígado graso. Los niveles de glucosa son más bajos en los seres humanos con más grasa marrón", señala Lee. En su estudio, publicado en Cell Metabolism, este experto se propuso comprender el mecanismo subyacente a la activación de la grasa parda, porque, aunque se sabía que las temperaturas frías estimulan la grasa marrón, no estaba claro cómo el cuerpo envía las señales de ese mensaje a sus células. "Cuando tenemos frío, lo primero que activamos es nuestra grasa parda porque quema energía y libera calor para protegernos. Cuando esa energía es insuficiente, el músculo se contrae mecánicamente, lo que son los escalofríos, generando así calor. Pero no sabíamos cómo el músculo y la grasa se comunican en este proceso", señala.

De modo que expusieron a los voluntarios a incrementos de frío, de 18 a 12 grados, hasta que temblaron. Con muestras de sangre midieron los niveles de hormonas y detectaron los escalofríos por dispositivos especiales. Los voluntarios comenzaron a temblar en alrededor de 16 o 14 grados. "Identificamos dos hormonas que son estimuladas por el frío, irisina y FGF21, liberadas por el temblor del músculo y la grasa marrón respectivamente. Estas hormonas encendieron la tasa de quema de energía de las células de grasa blancas humanas en el laboratorio y las células de grasa tratadas comenzaron a emitir calor, una característica de la función de la grasa parda", relata. Ahora, el científico especula con la idea de que “el ejercicio podría imitar el temblor porque hay una contracción muscular durante ambos procesos y que irisina estimulada por el ejercicio podría haber evolucionado a partir de los temblores por el frío".



miércoles, 8 de enero de 2014

Cuidado con las "dietas milagro" - Revista Quo México


Cuidado con las "dietas milagro"
Perder kilos de más es propósito de año nuevo
de muchas personas
Revista Quo México


Lejos de beneficiar, las dietas llamadas “milagro” perjudican la salud de personas desesperadas por deshacerse del sobrepeso. Incluso, si alguno de estos regímenes alimenticios se mantiene durante un lapso prolongado, los problemas pueden ser mayores, pues no es raro que se presente envejecimiento prematuro, anemia, desajustes hormonales, mal funcionamiento de los riñones, trastornos de la alimentación y alteraciones estomacales.

Los riesgos no son pocos, sobre todo si se siguen regímenes alimenticios que limitan el consumo de algunos alimentos que descompensarán una buena nutrición, y es aún más marcado en quien padece diabetes.

Ahora bien, es sabido que generalmente los niveles de glucosa en sangre aumentan tras comer, y eso a su vez desencadena la producción de insulina, que ayuda a las células a tomar la glucosa y convertirla en energía. Sin embargo, cuando no hay alimento, los niveles de insulina y de glucosa aumentan mucho más. Así que dejar de comer es una decisión aún peor en quienes viven con diabetes.

Pese a ello, hay mujeres y hombres que considera que vale la pena poner en riesgo la salud con tal de perder unos kilos de más, y están en disposición de hacer cualquier cosa con tal de lograr una figura escultural.

Al respecto, el endocrinólogo Armando Dávalos Ibáñez acota que la única manera de bajar de peso con resultados duraderos es aprendiendo a comer en forma sana, lo cual se puede lograr con la asesoría de un especialista médico.

Dietas espejismo

El experto en tratamientos de control de peso señala que hay famosas dietas que son muy restrictivas y desequilibradas, pues se trata de ciertos regímenes que se enfocan al consumo de un alimento único por algunos días (arroz, toronja o papaya, entre muchos otros) o no permiten combinaciones de nutrientes (por ejemplo, grasas, carbohidratos y proteínas).

Consecuencias de lo anterior son desajustes digestivos, desnutrición y deshidratación, con manifestaciones como cansancio, dolor de cabeza, insomnio, cabello quebradizo, uñas débiles, piel apagada y nerviosismo, entre otras.

Al someterse a regímenes tan restrictivos no sólo se pierde grasa, sino masa muscular y agua, lo que reduce la capacidad del organismo para quemar calorías. De hecho, está comprobado que los músculos bien desarrollados queman más calorías y, tras seguir dieta rigurosa, reducen su tamaño y con ello se dificulta el consumo de energía.

Si dichas dietas realmente funcionaran veríamos menos gente obesa caminando por la calle. Ninguno de los regímenes alimenticios ‘milagrosos’ que se difunden por los diferentes medios informativos es efectivo, ya que sólo generan pérdida de peso que en poco tiempo se recupera”, advierte el endocrinólogo.

Al volver a la alimentación normal, los kilos se recuperan y pueden ganarse más. La explicación del llamado “efecto rebote” es que al estar a dieta lo primero que se pierde son líquidos; entonces, al terminar el régimen los tejidos tenderán a rehidratarse; además, el metabolismo (velocidad con la que el organismo transforma los alimentos en energía) llega a reducirse tanto que cualquier comida engorda y no hay forma de adelgazar.


Lo que sucede en muchos casos es que la persona incurre en el efecto “yo-yo”, es decir, como esa dieta milagrosa no funcionó buscan otra, la inician y al poco tiempo la abandonan, y así sucesivamente.

Es claro que la clave para lograr el objetivo de bajar de peso no está en dejar de comer, sino en saberlo hacer para no padecer trastornos de nutrición, hambre ni mal humor. La intención está en educarse a sí mismo para aprender a seguir una alimentación balanceada, que se adecue al estilo de vida y gustos gastronómicos propios.

El régimen alimenticio ‘perfecto’ es extremadamente sencillo —refiere el doctor Dávalos Ibáñez—; sólo debe incluir 50% de carbohidratos (harina, arroz y legumbres), 30% de grasas (aceites, soya, aceitunas y germen de maíz) y 20% de proteínas (lácteos, carnes y huevo), los cuales deben ingerirse en cinco comidas: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena”

Para tener mejores efectos, hay que practicar algún ejercicio físico, ya que es la mejor forma de perder grasa. Nutriólogos y endocrinólogos piden hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio tres veces a la semana, sin que ello signifique ir al gimnasio o a la alberca, sino simplemente caminar o bailar. Cabe destacar que los mejores resultados se verán si se distribuyen los tiempos como se ha indicado, y no haciendo 90 minutos de ejercicio una vez a la semana.


Asimismo, los especialistas recomiendan que para quemar mayor cantidad de calorías lo mejor es ejercitarse en las mañanas, ya que así el cuerpo mantendrá el proceso a lo largo del día, cosa que no sucede en las noches.

Por otra parte, si se combinan ejercicios de resistencia muscular (por ejemplo, al hacer pesas de bajo peso) con actividades aeróbicas (las que requieren gran circulación de aire en los pulmones, como trotar o nadar) habrá mayor firmeza muscular y baja de peso.

La mayoría de las personas que pierden peso y lo mantienen no han seguido una dieta específica, sino que han aprendido a comer. Son conscientes de que su peso se mantiene en el punto que ellos quieren porque toman los alimentos que se adaptan a su estilo de vida y al gasto de energía que realizan.