Los escalofríos pueden convertir la grasa blanca
en grasa marrón como hace el ejercicio físico
Entre 10 y 15 minutos de escalofríos elevan
los niveles de la hormona irisina como haría
una hora de ejercicio moderado
La grasa es imprescindible para nuestro organismo. No todas las grasas del organismo son malas. La grasa blanca almacena energía en forma de grandes gotas de grasa, mientras que la grasa marrón tiene gotas mucho más pequeñas y está especializada en quemar energía (calorías) y generar así calor. En suma, para el cuerpo es bueno convertir la grasa blanca en marrón.
Ahora, un nuevo estudio sugiere que los escalofríos y el ejercicio moderado son igualmente capaces de estimular la conversión de grasa blanca en grasa marrón. Alrededor de 50 gramos de grasa blanca almacena más de 300 kilocalorías de energía y la misma cantidad de grasa marrón podría quemar hasta 300 kilocalorías al día. El endocrinólogo Paul Lee, del Instituto Garvan de Investigación Médica de Sydney, (Australia), ha realizado este estudio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. Su trabajo descubre una manera en la que la grasa y el músculo se comunican entre sí a través de hormonas específicas, convirtiendo las células de grasa blanca en células de grasa marrón para protegernos del frío. Lee ha demostrado que durante la exposición al frío y el ejercicio los niveles de la hormona irisina (producida por el músculo) y FGF21 (producida por la grasa marrón) aumentaron. En concreto, entre 10 y 15 minutos de escalofríos resultaron en aumentos equivalentes en irisina que una hora de ejercicio moderado. En el laboratorio, irisina y FGF21 convierten células de grasa blanca humanas en células de grasa marrón en un período de seis días.
Todos nacemos con suministro de grasa marrón alrededor del cuello, la manera natural de ayudar a mantenernos calientes cuando somos bebés. Hasta hace pocos años, se pensaba que desaparecía en la primera infancia, pero ahora se sabe que la grasa marrón está presente en la mayoría, si no todos, los adultos. Los adultos que tienen más grasa parda son más delgados que los que no la tienen. "La transformación de grasa blanca en marrón podría proteger a los animales contra la diabetes, la obesidad y el hígado graso. Los niveles de glucosa son más bajos en los seres humanos con más grasa marrón", señala Lee. En su estudio, publicado en Cell Metabolism, este experto se propuso comprender el mecanismo subyacente a la activación de la grasa parda, porque, aunque se sabía que las temperaturas frías estimulan la grasa marrón, no estaba claro cómo el cuerpo envía las señales de ese mensaje a sus células. "Cuando tenemos frío, lo primero que activamos es nuestra grasa parda porque quema energía y libera calor para protegernos. Cuando esa energía es insuficiente, el músculo se contrae mecánicamente, lo que son los escalofríos, generando así calor. Pero no sabíamos cómo el músculo y la grasa se comunican en este proceso", señala.
"La transformación de grasa blanca en marrón podría proteger a los animales contra la diabetes, la obesidad y el hígado graso. Los niveles de glucosa son más bajos en los seres humanos con más grasa marrón", señala Lee. En su estudio, publicado en Cell Metabolism, este experto se propuso comprender el mecanismo subyacente a la activación de la grasa parda, porque, aunque se sabía que las temperaturas frías estimulan la grasa marrón, no estaba claro cómo el cuerpo envía las señales de ese mensaje a sus células. "Cuando tenemos frío, lo primero que activamos es nuestra grasa parda porque quema energía y libera calor para protegernos. Cuando esa energía es insuficiente, el músculo se contrae mecánicamente, lo que son los escalofríos, generando así calor. Pero no sabíamos cómo el músculo y la grasa se comunican en este proceso", señala.
De modo que expusieron a los voluntarios a incrementos de frío, de 18 a 12 grados, hasta que temblaron. Con muestras de sangre midieron los niveles de hormonas y detectaron los escalofríos por dispositivos especiales. Los voluntarios comenzaron a temblar en alrededor de 16 o 14 grados. "Identificamos dos hormonas que son estimuladas por el frío, irisina y FGF21, liberadas por el temblor del músculo y la grasa marrón respectivamente. Estas hormonas encendieron la tasa de quema de energía de las células de grasa blancas humanas en el laboratorio y las células de grasa tratadas comenzaron a emitir calor, una característica de la función de la grasa parda", relata. Ahora, el científico especula con la idea de que “el ejercicio podría imitar el temblor porque hay una contracción muscular durante ambos procesos y que irisina estimulada por el ejercicio podría haber evolucionado a partir de los temblores por el frío".
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