20 años pidiendo libros de textos
gratis para todos, y no hay manera
Susana Pérez de Pablos
del blog "Escool"
Como dice la Constitución española, la educación obligatoria debe ser gratuita. Pero eso no es suficiente, por mucho que se dote de colegios públicos y profesores, sin libros o el material didáctico que se precise para aprender poco se puede aprender. Para garantizar el acceso a la educación deben ser éstos también gratuitos para todos los niños, al menos en la educación obligatoria (de los 6 a los 16 años). Es algo inseparable.
“Ha habido un importante retroceso en los fondos globales destinados a la gratuidad de los libros de texto y en el número de alumnos beneficiarios de ello”, denuncia la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, en su último informe, publicado recientemente. “También se han comprobado grandes diferencias entre comunidades autónomas en cuanto al grado de consecución de la plena gratuidad de estos libros y en los mecanismos aplicados para alcanzarla”.
Pero es que ya hace casi 20 años, en 1995 el entonces Defensor de Pueblo, Fernando Álvarez de Miranda, ya insistió en la necesidad de la gratuidad plena de los libros de texto en su informe de ese año. Desde entonces, las Administraciones educativas han puesto en marcha programas diversos con ese fin pero no lo han logrado en dos décadas. Con crisis económica pero también sin ella. Desde luego es una iniciativa que costaría menos que hacer determinadas obras públicas o destinar fondos a Defensa. La Confederación Española de Asociación de Padres de Alumnos (CEAPA) cuenta con un estudio sobre los modelos de gratuidad que ha empezado a adoptar cada comunidad. Éste indica que la gratuidad total existe ya en seis comunidades: Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, La Rioja, Navarra y Canarias. En otras hay gratuidad parcial y ayudas.
La Defensora del Pueblo realizó otro estudio pormenorizado sobre la Gratuidad de los libros de texto: programas, ayudas, préstamos y reutilización, presentado el pasado noviembre. En él recuerda que "las aportaciones del Estado se han visto reducidas en una proporción considerablemente mayor que las de las comunidades autónomas". Después de mantenerse constante esta financiación hasta el curso 2011-2012 en cifras próximas a los 80 millones de euros, "experimentó una brusca disminución que redujo la aportación a tan solo 19,5 millones de euros en el curso 2012-2013".
La oficina de la Defensora del Pueblo ha insistido en que se pongan en marcha medidas y programas que “fomenten la reutilización de los libros de textos, no solo por razones de economía”, argumenta Soledad Becerril, “sino por su contribución al proceso educativo de los alumnos y a la mejor adquisición de actitudes de respeto, buen uso y conservación de los bienes, que deben ser transmitidos a otros alumnos”.
Es más, también es una buena costumbre para que los niños entiendan que hay múltiples objetos muy útiles que no tienen por qué ser suyos, pueden ser de todos. En el momento actual en el que el consumismo excesivo se ha frenado por la crisis, hay que prepararse para cuando remonte, ya que es presumible que entonces vuelva a incrementarse entre los jóvenes y mayores el exceso de compras o la obsesión por consumir al ritmo de lo que marque la moda de turno, lo que se traduce en nuevas zapatillas, cascos, pantalones o lo último en electrónica, se necesite o no. Es decir, el fomento del consumo responsable unido a la idea de que la mejor compra o el mejor regalo de la vida es tu educación. Y una inmensa parte de la educación que recibimos está en los libros, en los de texto y los demás… en formato de papel, electrónico… o el que aparezca en el futuro.
El gasto en libros de texto supone una tercera parte del total del desembolso que las familias efectúan para proporcionar a sus hijos todos los elementos precisos para su escolarización obligatoria, entre los que se incluyen otros materiales didácticos, libros de lectura obligatoria, etcétera.
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Susana Pérez de Pablos es periodista apasionada por la información educativa, por contar las historias y miradas de alumnos, profesores, padres...; las buenas y malas iniciativas de los gobiernos y el inmenso cambio que vive ese mundo. Viajera inquieta, por los países y por la red, tras dirigir la sección de Educación de EL PAÍS durante más de una década, se propone difundir las ricas experiencias educativas de la emergente y heterogénea Latinoamérica.
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