Om Namaha Shivaya - Mantra
Om Namah Shivaia es uno de los mantras más conocidos del hinduismo.
Su traducción sería «¡om! reverencias a Shivá», siendo om: el místico mantra om; nama: ‘reverencias’, y shivaia: ‘a [el dios] Shivá’, precedido por la sílaba mística Om. Se le conoce como pancha-akshara (‘cinco sílabas’). La mística shivaísta sostiene que en este sonido reside todo el conocimiento intuitivo del shivaísmo.
El mantra om namah shivaia aparece por primera vez (sin el símbolo ॐ) en el Shri Rudram, un rezo védico dirigido a Rudra (quien se considera un aspecto antiguo del dios Shivá). En este contexto, Shivá significa ‘auspicioso, benigno o amigable’, un epíteto eufemístico de Rudra (‘el que hace llorar’).
La esvástica o suástica es una cruz cuyos brazos están doblados en ángulo recto. La vemos al principio del video y quiero aclarar que no tiene nada que ver con el nazismo (o cualquier otro tipo de fascismo).
La esvástica es un motivo bastante común en la cultura Romana y el arte de la India de nuestros días, así como en la arquitectura del pasado, habiendo sido representada en mosaicos, frisos y otras obras del mundo antiguo.
La esvástica se encuentra por todas partes en los templos de la religión hindú, así como en símbolos, altares, escenas e iconografía en India y Nepal, tanto en el pasado como en nuestros días. También se puede ver de qué manera apunta hacia los cuatro puntos cardinales, simbolizando así estabilidad. Su empleo como símbolo solar puede verse en la representación de Sūrya, dios del Sol para los hindúes. Viene usándose como señal de buena suerte. También se concibe como un símbolo de poder y son populares las versiones que asemejan la esvástica a la figura de un hombre.
En el marco del hinduismo, Shivá (शिवः Śivá, ‘auspicioso’) es el dios destructor en la Tri-murti (‘tres-formas’, la Trinidad hindú) junto a Brahmá (dios creador) y a Vishnú (dios preservador).
En la religión védica más antigua, la única deidad destructora era Rudra (‘terrible’), pero posteriormente en el hinduismo se volvió usual darle a ese dios el nombre eufemístico de Shivá, ‘auspicioso’ (así como en Grecia a las Furias se las terminó llamando Euménides, ‘las Gracias’).
En su calidad de destructor, a veces se le llama Kāla (‘negro’), y es entonces identificado con el tiempo, aunque su función destructiva activa es entonces asignada a su esposa bajo el nombre de Kali. Como deidad de la reproducción (concomitante a la destrucción), el símbolo de Shivá es un monolito de piedra o de mármol llamado lingam.
Shivá tiene tres ojos, uno de los cuales está en medio de su frente (denotando su capacidad de ver las tres divisiones del tiempo: pasado, presente y futuro), su piel es de color azul grisáceo (cubierta de cenizas).
Una luna en cuarto creciente situada sobre su frente representa la división del tiempo en meses, una serpiente alrededor de su cuello representa la división en años y un collar de calaveras la sucesiva extinción y generación de las razas de la humanidad.
Tiene varias serpientes enroscadas en sus brazos, su cabello está enredado en varias matas sobre su cabeza y forma un rodete en punta sobre la frente.
En una de sus cuatro manos sostiene un tri-shūla o tridente (también llamado Pināka). Los shivaístas creen que denota su combinación de los tres atributos de Creador, Destructor y Regenerador. También sostiene un tamborcito damaru (con forma de reloj de arena).
Su esposa Satí es el objeto de adoración de los shaktas y los tāntrikas. Recibe muchos nombres:
Dakshaiani (‘hija de Daksha’).
Durgā (‘cárcel’ o literalmente dur-gā: ‘duro de escaparse’)
Kālī (‘negra’)
Gaurī (‘dorada’)
Umā
Bhavāni.
Tiene tres hijos:
Ayappa (generado con la diosa Mojini, que es una encarnación femenina del dios varón Vishnú), luego de la muerte del demonio Bhaumasura.
Kārttikeya o Skanda (dios de la guerra).
Ganesha.
Aun cuando está definido como el destructor en su aspecto Rudra, Shivá es el dios más benevolente. Uno de sus nombres es Ashutosh, aquel a quien es fácil complacer (āśu: ‘rápido’, tosha: ‘satisfacción’). Sus devotos creen que el dios Shivá puede dar muchas bendiciones (tanto materiales como espirituales) a cambio de poco.
Shivá es la realidad última de la felicidad y el éxtasis y todo se completa en él. Shivá está más allá de la descripción, de la manifestación, limitación de la forma, tiempo o espacio. Es eterno, infinito y siempre permanece, todo lo conoce y es omnipotente.
Según los Purānas que lo glorifican a él por encima de otros dioses, Shivá es el dios que Rāma (encarnación de Vishnú) adoró en Rameshwaram. También el dios Krishná (encarnación de Vishnú) lo adoró para tener un hijo que fuera un guerrero invencible. El buen dios Shivá respondió las plegarias de Krishná y lo bendijo con un hijo. Krishná llamó a este hijo Samba, en honor a Shivá.